El ser humano siempre ha tenido la necesidad de comunicarse.
En la antigua China, cuando se producían batallas alrededor de la Gran Muralla, encender un fuego en uno de sus puntos permitía que otros puntos cercanos pudieran encender también esos fuegos. En poco tiempo, toda la muralla, y eso significa que la mayor parte del territorio conocía que se estaban produciendo ataques y que, por lo tanto, había que defenderse.
Seguramente este no sea el sistema más avanzado de comunicación, porque básicamente solo se puede transmitir una única cosa: nos atacan.
Pero con el paso del tiempo se han ido creando sistemas y sistemas, porque incluso hablar puede generar problemas. Si un chino intenta hablar con un francés, es muy probable que no se entiendan. En cambio, un español y un italiano podría llegar a comunicarse parcialmente.
Esto ha llevado a la creación de la Lengua de Signos, o los pictogramas que nos permiten montarnos nuestro propio mueble por piezas.
El caso de Internet sigue la misma línea. Cada máquina habla su propio idioma. Quizá ahora o lo parezca, pero hubo un tiempo en los que casi cada ordenador tenía su propio sistema operativo. Incluso, ordenadores de la misma empresa no eran compatibles entre sí, lo que significaba tener que crear programas distintos, siendo realmente el mismo programa.
Hoy en día, seguramente, podemos reducir esta problemática a tres en escritorio, Linux, Mac y Windows, y a dos en móviles, Android y iOS.
Para que cualquiera de estos dispositivos hable entre sí es necesario que se entiendan. Cada uno de estos sistemas tiene un protocolo para entenderse con sus propios compañeros. Incluso, existen protocolos concretos para que máquinas distintas se entiendan, aunque suelen servir solo para una finalidad, por ejemplo, tenemos SAMBA, un protocolo de red que permite a máquinas Linux, Mac o Windows facilitar la transmisión de ficheros entre sí.
Pero ¿qué ocurre cuando lo que quieres transmitir es… cualquier cosa? Aquí es donde entra el TCP/IP.
El sistema más sencillo que podríamos decir que se parece más a lo que hoy es en día Internet es el telégrafo. Una red distribuida de cables en las que se mandaban y recibían mensajes en los que había un encabezado -a quién iba dirigido-, un cuerpo de mensaje, y un cierre final. De esta forma los mensajes acababan llegando de una manera ordenada a su destino.
Este sistema, en realidad, tiene un problema, y es que, si estás mandando un telegrama, solo puede haber una persona ocupando la línea. Sí, en su momento, no se podrían mandar dos telegramas a la vez. Esto llevó a la creación de la multiplexación. Seguramente esta palabra no os suena de nada, pero los que en su día tuvierais ADSL en casa recordaréis que había que poner un filtro DSL, un aparatito al que enchufar el teléfono y el rúter. Este sistema permitía que, en una misma línea telefónica pudieran enviarse señales de teléfono o de datos de forma separada y paralela.
Antes de llegar al sistema actual tuvimos el Network Control Program, o NCP, usado en ARPANET y que permitió la creación de Telnet o del FTP. Este sistema fue la base de la creación del TCP. Por otro lado, tenemos el X.25, porque claro, las operadoras de telecomunicaciones querían el control, y por ello se inventaron su sistema. Este protocolo, del que seguramente nunca habéis escuchado, se usó internamente por las operadoras y algunos bancos.
Al final, el TCP original se separó en dos partes, el TCP y el IP. El Transmission Control Protocol básicamente se encarga de que las comunicaciones sean estables y funcionen. El Internet Protocol lo que permite es saber con quién hablamos o a dónde van dirigidas las comunicaciones.
Así que sí, ya tenemos lo que necesitamos para comunicar máquinas: la forma en la que vamos a transmitir la información, y la forma de identificar quién se comunica con quién.
En 1985 se establecía el Domain Name System, las DNS, un sistema que permitía, de forma sencilla, identificar máquinas con nombres, y que esos nombres tuvieran una relación con una IP, el sistema con el que se comunican las máquinas.
Así que estamos en 1989 y ya tenemos la conocida Familia de protocolos de internet y que os sonarán más: tenemos el TCP y el IP; pero además se han incluido otros como FTP, HTTP, POP, SMTP, DNS o el Network Time Protocol, o NTP, que permite sincronizar los relojes de los sistemas informáticos. Sí, los relojes de vuestros dispositivos están siempre en hora gracias a este sistema.
¡Vaya chapa, eh! Os recuerdo que estáis en Si te vas a dedicar a Internet, has de saber cómo funciona Internet y, por tanto, hay que saber cómo funcionan las entrañas de todo esto, porque es más importante de lo que parece, sobre todo cuando algo va mal.
Cuando el correo no funciona bien, o cuando nos llegan mensajes de un error 404, todo tiene su significado, sus códigos, su manera de comunicar, aunque es verdad que está pensado para que las máquinas sean quienes entiendan esos mensajes.
Seguramente el ejemplo más claro sean los códigos de la Web, que la mayoría habréis escuchado. Por ejemplo, sabemos que un código 301 es una redirección, que un código 404 es un error de página no encontrada o un error 503 es que el servidor está saturado o en mantenimiento.
Cuando los códigos son 200 algo, todo va bien… y hay ocho. En cambio, códigos de redirección, los 300 algo, hay nueve, códigos de error de la web, los 400 y algo, hay veintinueve, y códigos del servidor, los 500 algo, hay catorce. Si tu web falla, solo has de mirar qué código es, saber qué significa, y tendrás un punto por donde comenzar.
Pues el correo también tiene códigos similares. Los que comienzan por el número dos es que todo ha ido bien, los que comienzan por 4 son errores temporales y los que empiezan por 5, son errores permanentes, lo que significa que el correo no va a llegar a su destino.
Sí, los ingenieros, cuando se nos mete una forma de poner números a las cosas, nos da siempre por seguir el mismo sistema, para todo.
Así que, si alguna vez recibes un correo devuelto con un código 5.1.algo, lo más probable es que te hayas equivocado al poner la cuenta de correo de la persona a la que se lo mandas.
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